Leo este titular y mi ansiedad se dispara, claro. Gracias onda Cero.
Volver a la idea de tener que comprar 237 rollos de papel higiénico y quedarnos en casa sitiados mientras vemos como el mundo se echa a perder ahí fuera, no es algo que a priori apetezca.
En cosa de diez minutos se pone en marcha la máquina de frivolizar que tenemos instalada algunas personas. Las personas muy intensas, concretamente. Es un mecanismo interno muy sofisticado que te lleva del drama al humor y del humor al drama, así tipo péndulo. Todo el día. Te mantiene dicharachera en situaciones de mierda y resultas de lo más graciosa para los demás.
Voy a situar este probable aislamiento en un refugio casero bajo tierra de esos que construyen los americanos que viven en ranchos de 72 hectáreas. ¿Qué llevarte al búnker? Al final te muestro mi lista; ahora quiero divagar sobre supervivencia y creatividad porque, si no son lo mismo, se parece.
La creatividad es la capacidad innata de crear algo nuevo y está presente en todas las formas de vida. Desde una célula que se divide en un proceso de mitosis, creando otra célula, hasta un pájaro pergolero que, para embaucar a la hembra, realiza unos nidos que son instalaciones artísticas. Y por supuesto, la mente humana, que imagina y transforma constantemente.
Combinando elementos (conocimiento) que ya existen previamente, se producen creaciones nuevas y soluciones a problemas.
Pongamos el ejemplo de la escritura. Shakespeare escribía. Juan del Val escribe. Ambos usan el mismo procedimiento, que consiste en juntar una serie de palabras realizando combinaciones infinitas que generan frases, párrafos, estilos…
Según el conocimiento, el léxico y el contexto vital de uno o de otro, se obtienen más o menos combinaciones y estas serán más o menos ingeniosas. Según lo que tengas en la cabecita, puede que escribas obras cumbre para la humanidad o puede que termines yendo a divertirte al Hormiguero una vez por semana. Ya vas viendo por donde voy.
En casos de emergencia y aislamiento viene muy bien saber como funciona tu propia creatividad. Esto, irremediablemente, se va perfeccionando con los años y las hostias. A estas alturas una ya sabe que necesita y que conviene dejar atrás, aunque en el contexto de posible emergencia entran en juego otros criterios y debilidades.
Vengo observando que la creatividad siempre ha sido mi refugio, mi medicina y mi herramienta para achicar el dolor cuando la desgracia lo estaba anegando todo.
Jamás he creado textos tan “perfectos” como los que escribí a los pies de la cama de mi padre mientras le veía morir. De esas líneas jamás toqué ni una coma. Surgieron de un estado de pureza y desnudez tan crudos que simplemente son verdad. El pánico, la incertidumbre, la nostalgia, la ansiedad, el agradecimiento, la responsabilidad… Todo corría hacia la punta de mis dedos con palabras justas y certeras drenando el malestar. Con una mano sostenía la de mi padre, con la otra tecleaba; una especie de circuito eléctrico que brotaba de la muerte hacia la palabra.
La mayoría de las veces, por suerte, la creatividad es un estado pizpireto, alegre y urgente que se te instala en la cabeza, en la lengua y en las manos. Es un ánimo que no te deja reposar, pero que a cambio te regala un tono colorido, chispeante y elocuente que te convierte en la mejor persona para conversar e ir a tomar algo. La racha no suele durar demasiado, así que recomiendo cabalgar el rush. Empápate y disfruta porque ahora viene la siguiente fase. Probablemente te instales en un páramo creativo donde te cuestionarás tu vida entera, te acusarás de fraude y empezarás a buscar oposiciones a bibliotecaria para abandonarlo todo.
Al final lo de las opos no prosperará porque aparecerá alguien que te quiere, recordándote que no sirves para otra cosa (ni siquiera sabes dividir entre dos cifras) y que eres un ser lleno de ideas que merecen salir a la luz. El trabajo creativo te va a seguir dando de comer, igual que lo ha hecho en los últimos veinte años. Ten fe.
La creatividad es divertida hasta que recuerdas que necesitas que fluya cual manantial de agüita fresca para monetizarla mes a mes.
Si vives de ella, se convierte en una emoción más a la que hay que conocer, trabajar y aceptar, pero ojo, sin domesticar. Crecer con ella. Una no tiene los mismos procesos creativos a los quince que a los cuarenta. A estas alturas conoces los atajos, sabes que en tiempo de descuento siempre se te aparece Dios, aprendes a “limpiar”, quitar el ruido y despejar las ideas, vas más al grano y pierdes el miedo a que te juzguen, porque total, todos somos gilipollas. Yo también, por supuesto.
De la creatividad humana han salido los rayos X de Marie Curie, la teoría de la relatividad, la medicina regenerativa, Mulholland Drive, Love Actually y el meme ese del gato enfadado.
De la creatividad surge empatía, conexión e inspiración. Por eso quieres abrazar al director de una peli que te ha emocionado o quieres invitar a unas cervezas a la autora de ese libro que tanto te ha hecho reír.
Yo quiero irme de cañas con Sorrentino. También puede venir Jude Law si le hace ilusión. Juntos comentaríamos The Young y The New Pope.
Tendría una cita romántica indie con Leos Carax. Yo no le entendería porque no hablo francés, pero eso sería lo menos.
Ahora sí, aquí va mi kit de emergencia.
Invito a Bruselas a que dé su visto bueno por si quieren homologarlo, aunque creo que no es de fiar si lo que quieres es sobrevivir. A mí lo que me interesa es pasármelo bien.
1. Diazepam/Aperol/Gildas
Adoro a mi terapeuta y el trabajo que hacemos juntas, pero si esto de la emergencia se alarga, esta combinación, que por supuesto ya he probado en otras crisis, me parece un diez.
2. Memes
Imprime y plastifica un par de memes. Es una técnica de despresurización vital instantánea. En momentos de intensidad insostenible, te devuelve a la absurdidad de la existencia.
3. Perfume
Twilly de Hermès. Huele a muchacha de valores laxos y llevo un par de años usándola para los looks de frivolona.
4. Takis
No necesita argumentación. Están increíbles.
5. Libreta y boli
El combo clásico sin el que no salir nunca de casa. Sin pilas, sin batería. Siempre disponible. Deja que te sostenga.
6. Fisiocrem
Porque, obviamente, como persona adulta vivo contracturada.
7. Pimientos asados
El olor que más me gusta en el mundo. Me conecta con la vida. Ojalá supiera expresarlo. Se me escapa, no sé ponerlo en palabras. Hay un poema de Vicens Estellès que evoca algo parecido y que me hace llorar siempre. Este poemario también va al kit.
8. Estampita
No soy creyente, pero el mugshot de Hugh Grant es un fetiche personal que no me canso de admirar. ¿Cómo puede alguien encarnar tan perfectamente la flema inglesa cuando le acaban de pillar en un coche en plena fellatio con una prostituta? ¿Cómo sale Hugh de esa situación con unas gafas de lectura colgando del cuello como si en realidad lo hubieran atrapado leyendo Guerra y paz? Fascinante también la poca factura que le pasó eso. Los 90’s, amiga.
9. Nina de miraguano
Ojalá vivir dejando la estela que deja esta canción. Este poema de David Sarsanedes recitado por Pau Riba es un tesoro que llevaría conmigo al fin del mundo. Es una oda a la creatividad, a la vida; que si no son lo mismo, se parecen.
Dejo la traducción al castellano para que llegue más lejos.
10. Aceite de coco
Lo uso absolutamente para todo. Sí, todo.
Nada nos salvará, pero estamos de acuerdo en que lo de hacerse el kit es entretenido.
Entre que llega y no la guerra, también sería interesante releer o leer por primera vez La doctrina del shock de Naomi Klein. Cuenta como en situaciones de crisis se implementan medidas que en otro contexto serían impensables. Explotar el caos y el desastre para colarnos privatización y demás fechorías. El “te regalo miedo para venderte seguridad” de toda la vida. Los anuncios de Seguritas Direct justo después de la tertulia de Ana Rosa sobre la ocupación.
Empápate de lecturas interesantes, escucha a mucha gente que no piense como tú, charlas con personas de corazón sencillo y mente afilada. Ve a museos, admira obras, deja que la belleza te cale y te sacuda. No pases de puntillas por los dramas. Llena tu mente de “recursos” que más tarde te van a alimentar, te van a echar capotes, te van a guiar, te van a construir.
La creatividad puede dibujar otros escenarios e incluso disipar el terror y la angustia de una amenaza de guerra. Refúgiate en todo lo que puedes crear. Sal a la calle a gritar. Comparte artículos que cabreen a Trump y sé feliz.
Justo ayer veía por primera vez Mullholand Drive: a mitad de la película se apagó la batería del portátil; no sé si continuar otro día viendo la otra mitad: la situación es bastante Lynch, ¿dejo la película a medias y me imagino el resto?
Enhorabuena por la newsletter, observo que recomiendas a Marta D. Riezu, una de mis debilidades, una pena que no esté por Substack también.